La competencia por atrapar el viento

Era la competencia más grande y famosa del pueblo.  Casi todos los habitantes participaban, solo unos cuantos eran espectadores. Una tarea imposible de lograr y aun así todos lo intentaban una y otra vez.

Los métodos para intentar lograrlo eran muy diversos. El de algunos era acumular la mayor cantidad de riquezas mientras que otros buscaban experimentar todos los placeres que les fueran ofrecidos. Mientras que algunos consideraban que la clave del éxito era conocer cada rincón del pueblo, otros aseguraban que lo lograrían llevando a cabo una gran obra.

Era una competencia muy dura que generaba mucho dolor y desilusión. Muchos, por no entender cómo atrapar el viento, se dedicaban a generar dolor a sus competidores; pero otros también lastimaban a los demás porque ellos mismos también habían sufrido. Era un círculo vicioso y destructivo.

La mayoría, mientras duraba la competencia, destruía el pueblo con cada paso. Al parecer les importaba poco dañar el lugar donde ellos mismos vivían, todo fuera por alcanzar su cometido.

Hubo un gran grupo de personas que ya se había rendido mentalmente, así que su objetivo consistía en ver cómo se podían aprovechar de los demás para continuar en la competencia. Usaban de todo tipo de tácticas para lograrlo: desde lástima hasta culpa. Cualquier cosa necesaria para que otros los cargaran durante la competencia.

Muchos otros, en cambio, creyeron entender que no era cuestión de atrapar el viento lo que valía en realidad, sino demostrar que lo habían logrado. Así que de día y de noche se empeñaron en hacerles creer a los demás que lo habían logrado. Las apariencias lo eran todo (en esta ocasión, esta era la técnica más usada).

A fin de cuentas, casi nadie entendía la competencia; pero aún así seguían intentándolo.

Los pocos espectadores eran los que parecían entenderla mejor —aún mejor que los mismos competidores— y por lo mismo habían decidido no participar. Eran los únicos que tenían conciencia de que era una tarea imposible de lograr y que tan solo intentarlo tomaba toda la vida. Por eso habían decidido mejor salirse. Habían observado que muchos se dedicaban y hacían planes para lograr el cometido, pero fallaban al creer que tendrían el tiempo suficiente para intentarlo por siempre, cuando la verdad es que muchos eran retirados de la competencia sin previo aviso y nunca más eran vistos nuevamente, llegando incluso a ser olvidados muy pronto.

Lo que era fascinante era que los pocos espectadores, los pocos que no estaban compitiendo, eran los que genuinamente se veían felices. Parecían saborear cada momento.  Definitivamente, habían comprendido el juego.

Si te gusto este mensaje, te invito a que leas: Lo absurdo de la vida.

¡Nos leemos!

Omar

2 comentarios de “La competencia por atrapar el viento”

  1. Saludos muy bueno pero siempre será así habrán muchos q no les importa dañar el lugar donde viven y de aprovecharse de los demás con tal de seguir subsistiendo en la competencia aunque no tengan las virtudes y los requisitos para competir

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